Expresidente del Banco Central: “Un cambio constitucional es lo que necesitamos hacer para dar el salto al desarrollo”

José De Gregorio tiene una mirada positiva del proceso constituyente. Dice que si no se hacía un cambio de esta magnitud, el país se quedaba estancado, ya que la crisis social fue una señal del desbalance que el país venía incubando. Ahora, añade, al menos existe una chance para lograr el desarrollo. Admite que esta etapa tendrá un costo para la economía, pero que, a su juicio, no había otra alternativa, puesto que un cambio como el constitucional no se puede hacer en seis meses. El expresidente del Banco Central y actual decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile critica, eso sí, a quienes se mantienen en una estado de agitación permanente. “Tengo la certeza de que hay sectores de la política formal que no les interesa la democracia y la condena a la violencia la hacen de manera parcial y no con plena convicción”, acusa.

En cuanto al crecimiento económico, afirma que el país ha sido más resiliente de lo esperado y, por ello, pese a la crisis interna y al efecto del coronavirus, prevé una expansión entre 1% y 2% para este año.

El gobierno presentó su agenda social y se está en un proceso de cambio constitucional, sin embargo, las manifestaciones y los hechos de violencia se mantienen. ¿Las medidas no han sido suficientes? ¿Cómo se sale de esta crisis?

-Depende de los manifestantes. Yo les preguntaría a ellos. La verdad es que hoy día la manifestación traspasa el ámbito de la demanda social, y por ello, creo que va por un carril paralelo. Vamos a tener un plebiscito, y es probable que haya una convención constituyente. Vamos a tener nueva Constitución. Tenemos una agenda social, se le está poniendo velocidad a la reforma previsional, entonces uno piensa que lo que está pasando con las manifestaciones va por un carril paralelo. Hay gente que quiere mantener en alto sus demandas y es legítimo, pero también hay una violencia inaceptable.

Entonces, ¿eso significa que aunque se anuncien cambios y reformas, seguirá habiendo manifestaciones?

-Eso significa que el tema de la movilización social está fuera del ámbito de reformas económicas y el cambio a la Constitución. No hay mucho más que hacer. Ahora hay que buscar formas de cómo canalizar la discusión, la movilización. Los violentistas de la Plaza Italia están por otras razones.

¿Cuáles son esas razones?

-Hay gente en Chile que no tiene interés en que se acabe la violencia o un estado de agitación permanente, eso traspasa el espíritu democrático. Lo que tenemos que fortalecer es la democracia, tener más integración y participación. Lo que está pasando con esos movimientos es contrario a ese espíritu. Estamos en una senda de resolver los temas constitucionales y avanzar en una agenda social. Hay quienes no les interesa la democracia y quienes solo quieren terminar con este gobierno, porque no les gusta, y eso es no entender la democracia.

Entre quienes no tienen interés en que se acabe la violencia, ¿hay partidos políticos formales?

-Tengo la certeza de que hay sectores de la política formal a los que no les interesa la democracia y la condena a la violencia la hacen de manera parcial y no con plena convicción.

¿Y ahí se enmarca lo que pueda pasar con el “apruebo” o “rechazo” en el plebiscito constitucional?

-Creo que no hay mucho de eso. La gente puede estar molesta con lo que está pasando con el orden público, pero no cambiará la decisión de aprobar el cambio constitucional. No creo que vaya a tener un impacto significativo. Mucho más significativo es el apoyo a la agenda social y las transformaciones y a la necesidad de reencontrarnos en una nueva Constitución que nazca de la ciudadanía.

¿Usted va por el “apruebo” o “rechazo”?

-Por el “apruebo”. Que sea convención o comisión mixta, no lo tengo del todo claro.

En cuanto a los temas de la Constitución que se relacionan con lo económico, ¿le preocupa que se pueda cambiar la autonomía del Banco Central o que se modifique la potestad del Ejecutivo sobre el gasto público?

-Lo más importante que debiéramos haber aprendido de la crisis social es que no deben existir dogmas, sino que ideas que se deben discutir, y a través de esas ideas convencernos unos con otros. Mi opinión personal es que hay suficientes elementos del manejo de la política monetaria, desde que partió la autonomía, que muestran y demuestran que ha sido positiva. Pero eso no significa que se debe imponer, sino que discutir y convencer. No debemos temerle a la discusión y al diálogo.

Y en cuanto a la prerrogativa de controlar el gasto público por parte del Ejecutivo, ¿también se puede revisar?

-En Chile tenemos iniciativa exclusiva de gasto en el Ejecutivo, y eso es para que los países gasten lo que tienen y no provocar un desbalance fiscal. Sin embargo, Chile tiene desde 2012 un creciente desbalance fiscal, por lo que no es obvio que esto se haya garantizado con iniciativa exclusiva del Ejecutivo. Lo segundo, es que pueden existir otras formas más eficientes, pensémoslas. En la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile trabajaremos en esos temas. Tenemos un período para analizarlo y discutirlo, y quienes estamos interesados en el futuro de Chile debemos contribuir.

En este punto, ¿hay que contener las expectativas de que una nueva Constitución solucionará todos los problemas del país?

-La Constitución es un símbolo. Es construir entre todos los ciudadanos después de haber tenido esta gran grieta. Es un marco que nos orientará, pero no podemos decirle al país que la Constitución cambiará los problemas sociales, porque eso no es así. Lo que mejora la calidad de vida son las políticas públicas. Hay que evitar los maximalismos.

Algunos economistas han dicho que mantener abierta la discusión por dos años traerá incertidumbre a la economía.

-Lo que pasa es que no se puede hacer un cambio de esta magnitud en seis meses. Eso está fuera de discusión. Pero no creo que la opción de “rechazo” vaya a provocar menos incertidumbre. Por el contrario, el “rechazo” es una opción con baja credibilidad. Es parte del costo que se debe pagar.

¿Pero se verá afectada la economía en este proceso?

-La economía estará afectada, de eso no hay dudas. Pero a mi juicio, un cambio constitucional es lo que necesitamos hacer para dar el salto al desarrollo, porque como veníamos haciendo las cosas, no íbamos a llegar a esa meta. De alguna u otra forma nos íbamos a estancar. Lo que estamos viendo ahora es un reflejo de desbalances que veníamos acumulando y que tenemos que tomar muy en serio en esta nueva etapa.

¿Con este cambio podemos llegar al desarrollo, porque algunos economistas dicen que Chile se “jodió” para siempre?

-Tenemos una chance. Necesitamos crecer para abordar los temas de equidad, pero también necesitamos equidad para poder crecer y eso se les olvida a muchos.