Columna de Iván Cerda: La Araucanía víctima de la historia

Solo destrucción, víctimas y derrotados es el aparente resultado que hasta el momento deja un conflicto étnico que los turistas logran apreciar visiblemente durante su fugaz y temido arribo a la Araucanía. Un nuevo escenario de total y absoluto empoderamiento relativo a derechos y a reivindicaciones indígenas tomo una insospechada fuerza a partir del asesinato de Camilo Catrillanca, sumado a una larga e histórica confrontación que en su camino ha dejado más vencidos que vencedores y donde adicionalmente no solo se ataca el trabajo y el capital como símbolos del producto, la riqueza y el bienestar, sino donde la misma naturaleza y el medio ambiente es ahora nuevamente víctima de la historia con doce mil hectáreas arrasadas intencionalmente en menos de una semana. Solo una mente perversa y desequilibrada podría pensar o relacionar el resultado de la destrucción de la naturaleza con el triunfo de alguna causa o el beneficio de algún grupo de lucha. Por su parte algunas comunidades como nunca antes visto, se han animado activamente a materializar tomas y ocupaciones de fundos productivos en reacción a reclamaciones de derechos históricos y ancestrales. Ahora un nuevo formato de sublevación indígena de carácter especulativo surge inéditamente esta temporada respecto al control de la transmisión energética que deja en un complicado jaque a varias comunas de alto interés turístico durante su mejor momento productivo y que se extiende por casi una semana, permitiendo que las comunidades fueran claras y categóricas en sus demandas frente a las autoridades altamente presionadas por consumidores para restablecer urgentemente sus servicios básicos. Solo caos y anarquía serán el resultado del cierre de esta temporada, donde se presume que los caminos del diálogo y el reencuentro social se ven completamente bloqueados y donde curiosamente la lucha deja solo víctimas que no son responsables ni de la historia ni de los hechos.