Columna de Silvia Paillan: Constituyente, ¿Yo?

Sin duda, esto no terminó el 25 de octubre con el 80/20 ciudadano. La historia, como en las grandes sagas del cine, continuará… y esto es básicamente porque ninguna buena historia se escribió de un día para otro, toma tiempo, energía, pasión. Y en eso estamos, en eso estamos todos. Sin duda algunos con más ansiedades que otros, pero dudo que aún exista gente que crea que aprobar la redacción de una nueva constitución no sea un momento que MERECEMOS  vivir.

He escuchado a varios, por suerte voces que hasta ahora son susurros desde el entendible resentimiento que da el ser parte de una sociedad excluida, señalando que esta constitución y sus demandas son temas de chilenos y no incumben a las primeras naciones. Entiendo el planteamiento pero estoy muy lejos de compartirlo. Creo que todos y todas tenemos el deber de ser protagonistas en el futuro del país que habitamos. Un país diverso, pero no sólo por su multiculturalidad, sino por sus territorios, por la desigualdad, por la necesidad de un nuevo pacto social que nos una, que refunde las confianzas.

El proceso no ha sido menos doloroso, sobretodo para aquellos que se tomaron las calles ya no para pedir, sino para exigir y enrostrar el descontento que se traduce en rabia, en desesperación, en angustia de lo que se cree imposible, pero que el 25 de octubre nos dio un respiro – un respiro como sociedad- pero atención, es sólo eso. La demanda popular ha intentado ser acallada en el encierro y por más de 1 año, los presos de la revuelta y quienes esperan justicia más allá de la pandemia así lo demandan.

Me inquieta pero a la vez me esperanza el proceso de elección de constituyentes, fui parte de un colectivo que apuesta por la independencia traducido esto como no militancia; pero sin duda aún falta mucho por aprender, y las práctica de las cuales muchas veces se reniega se vuelven a repetir. Pero está bien, es parte del proceso de reconstruirnos y asumir que la voz de los territorios es imprescindible en este proceso. Pero la preguntas es : ¿Estamos listos? ¿Seremos capaces de arrastrar la calle a la hoja en blanco?

Con mucha humildad me he sumado a diferentes espacios de análisis, diálogo y discusión política, entendiendo que para muchos el sesgo está en los partidos y en la calculadora electoral que los precede, sus malas prácticas, su alejamiento de las bases. He aprendido que la militancia no es lo mismo que suscribir a la cúpula con la cual no siempre hay acuerdo. Hay desconfianza, una que traspasa el dañado tejido social, pero tengo la convicción que desde los cabildos, las asambleas e incluso el debate al interior de la mesa familiar hará que en el breve plazo la conversación política con mayúscula, esa que supera a la persona y se convierte en idea y sueño colectivo. Esa sea la que se tome los espacios hoy vacíos por el encierro, pero que a paso firme se han tomado la carretera virtual y han descentralizado el debate, la propuesta; generando una caleidoscópica vitrina de necesidades que deben moldear la nueva constitución.

Mi invitación, es a que te sumes, pero por sobretodo te informes y participes activamente, no sólo en la calle pues la protesta debe entenderse como un derecho, sino abriendo espacios a la deconstrucción, a la inclusión a la escucha alejada del prejuicio, entendiendo que todas las voces suman, la de los niños, jóvenes, mujeres, adultos mayores, TODOS. Pues la participación es un deber para el éxito de este proceso y de una historia que se construye en cada hogar, en cada mesa,  en cada persona. Sólo el llamado es a poner atención en no desviarnos en los personalismos, y entender que lo importante es generar un programa con poder popular donde  sea el ideario de país lo que nos mueva donde todos sumamos, todos importamos; y no el candidato, él es un medio, un delegado de los que estuvieron, están y estarán en las calles y oficinas vigilantes a este proceso.

Ha costado a algunos entender que el perfil de un constituyente no es EXCLUYENTE, es decir, no requiere de grandes títulos académicos ni trayectoria política, (aunque pueda tenerlas) exige por sobretodo que se asuma como un delegado, un mandatado de las bases de la sociedad, que confían en su capacidad para poner en un papel lo que se grita en las calles, se ha grafiteado en las murallas.

Pero también es importante entender que este proceso tampoco termina en abril, sino que continúa en los 2 años de trabajo de los constituyentes, pues como ya les dije, esta historia… continuará