Columna Iván Cerda: Acuerdo nacional para el desarrollo y la paz

Al parecer lo esencial y fundamental se quedo fuera del plan que el mismo presidente vino a anunciar a la región bajo el nombre de “El Acuerdo Nacional por el Desarrollo y Paz en la Araucanía” dejando a su paso un manto de decepción junto duras y violentas reacciones antes de ser implementado en nuestra región. Tal como lo manifesté en este mismo medio hace algunos meses atrás ya se estaban tomando acuerdos, elaborando conclusiones y generando propuestas pensadas bajo una mirada centralista, desinformada y lejana de toda opinión regional que auguraban un mal comienzo. No hubo instancias concretas y programadas de participación lo que advierte un desconocimiento total de las realidades sociales, culturales y económicas en la elaboración de lo que parecía una muy buena iniciativa presidencial de alto compromiso político y generosos recursos anunciados para su implementación. El esperado Acuerdo Nacional aborda tres gruesos capítulos, que parten curiosamente definiendo como objetivo general “el dialogo como primer paso para alcanzar acuerdos de paz y desarrollo” además de sugerir la formación de un consejo por el reencuentro de la Araucanía, lo que suena ciertamente extraño toda vez que no existió animo de dialogo ni participación y menos estrategia o voluntad de acuerdos para involucrar a sectores radicales responsables de usar la violencia como medio de lucha y desestabilización social. En el segundo capítulo aborda aspectos de valorización cultural y participación política como nacientes iniciativas de mitigación a la histórica exclusión  que  promoverá el gobierno próximamente, mientras que en su audaz y creativo capítulo final llamado Desarrollo Integral e Inclusivo a través del Plan Impulso involucra una serie de iniciativas y programas de subsidios en desarrollo, al igual que la ejecución de obras emblemáticas ya existentes como el tercer puente, el Parque Isla Cautín e infraestructura hospitalaria y primaria de salud junto a una serie de otras inversiones en caminos y agua potable rural, incluso mencionando el conocido recambio de estufas del programa PDA local, lo que ha causado una real decepción de las expectativas. Solo el futuro nos dirá si este singular plan asegura levantar la pobreza y logra consolidar la anhelada paz de sus habitantes.