Senador Huenchumilla entrevistado por Cambio21 plantea las tareas para recuperar el poder

“Debemos tener objetivos realistas” dice. “Lo fundamental, es que logremos una convergencia en el momento decisivo y en el intermedio debemos usar una inteligencia táctica y estratégica para alcanzar ese objetivo final” añade.

“El mundo cambió y debemos aceptar que la economía es un factor de la máxima importancia y no debemos entregársela de regalo a la derecha”, plantea el senador.

El senador Francisco Huenchumilla viaja todas las semanas a la Araucanía, región a la que representa y donde están sus raíces mapuches.
Huenchumilla debe ser junto con José Miguel Insulza, dos de los senadores que más cargos públicos han ocupado dentro de Estado de nuestro país. Tienen vasta experiencia en sus vidas públicas.

El senador -que algunos DC y otros sectores políticos lo ven como presidenciable para el 2021- conversó con Cambio21 sobre la evaluación política de estos 14 meses de gestión de la administración Piñera de cara a la cuenta pública del Presidente de la República del 1º de junio y los desafíos que tiene la Oposición enfrentando las elecciones municipales y regionales del próximo año.

La administración Piñera generó altas expectativas en marzo del 2018 en la ciudadanía sobre su mejor gestión y hoy vemos a una ciudadanía desconfiada de este gobierno y se observa un alto nivel de rechazo –superior al 50%-. ¿Cuál es su explicación política a esta baja performance actual de la gestión Piñera?

Desde el gobierno anterior la administración del Presidente Piñera ha presentado un déficit de gestión política que se vuelve a repetir en este gobierno. Creo, en consecuencia, que el déficit en el manejo de los intangibles es su punto débil. Una cosa es hacer cosas concretas para lo cual es importante la técnica y otra cosa el manejo de los problemas netamente políticos como es crear escenarios que después no se cumplen por variables que no manejas, eso es típicamente crear expectativas. A eso se le suma que el Presidente Piñera personaliza en sí mismo la toma de decisiones y eso tiene el peligro de caer en un subjetivismo que le impida ver otras alternativas que no sean las propias. La política es básicamente tomar decisiones y para ello es muy importante escuchar, contrastar y procesar todos los elementos de juicio que reduzcan las posibilidades de cometer errores.

Un ejemplo de estas altas expectativas fue el Plan Araucanía y el rol del ministro Alfredo Moreno. ¿Cuál es su balance sobre la política gubernamental hacia la Araucanía? ¿De qué modo la muerte de Camilo Catrillanca y la estrategia represiva pulverizó el Plan Araucanía?

Lo del Ministro Moreno fue una apuesta basada en sus atributos demostrados al mando de los empresarios de la CPC y de su paso por la Cancillería y de un errado diagnóstico acerca del trabajo y tareas que debía realizar en el Ministerio de Desarrollo Social. Pensaba, el Presidente, que un conductor de empresarios exitoso bastaba para encarar los problemas sociales de su cartera y sobre todo la situación de la Araucanía, cuya especial naturaleza no se soluciona “haciendo cosas (que también habrá que hacerlas) sino resolver un problema de naturaleza política, complejo y cuyo diagnóstico cabal, a mi juicio el gobierno-y tampoco los anteriores-no tenía. Creo que lo complejo del problema, los sucesos imprevistos como la muerte de Camilo Catrillanaca , y la falta de comprensión de las variables del problema  por parte del gobierno y la falta de apoyo necesario, terminaron por congelar el margen de maniobra  que podía tener el Ministro Moreno.-Probablemente terminará por hacer más de lo mismo.

Este 2019 Gobierno ha priorizado la tramitación legislativa de la Reforma Tributaria, la Reforma de Pensiones, la Reforma de Isapres y ahora anuncia una nueva Reforma Laboral. ¿Usted cree que esta prioridad en las Reformas es una opción táctica para recuperar popularidad o estamos al frente de una nueva derecha con más sensibilidad social?

Estos son temas que tocan aspectos esenciales del modelo; más bien creo que se trata de temas estratégicos y no de un movimiento táctico. Para los empresarios, sector que apoya a este gobierno y que éste representa, estos son temas de la mayor importancia por ello que el gobierno se está jugando con todo tipo de movimientos tácticos para ganarse a un sector de la oposición y de esa manera consolidar el modelo neoliberal.

En el tema tributario, usted ha señalado su rechazo a la reintegración tributaria por que por esa vía favorece a las grandes empresas y ha señalado la urgencia de avanzar en Progresividad tributaria. ¿A su juicio será posible avanzar en lograr más tributos de las personas de mayores ingresos y las grandes empresas, hay mayoría política en el Parlamento para avanzar en esa dirección?  

El corazón de esta reforma es volver a la integración de las grandes empresas sistema que implantó la dictadura allá por el año 1984 y que el gobierno de la Presidenta Bachelet revirtió en parte importante. Esto significa que las grandes empresas en definitiva no pagarán impuestos puesto que, lo que paguen servirá de crédito para los impuestos personales de sus accionistas y propietarios. Las empresas deben tributar separadamente de las personas naturales, puesto que ellas reciben para su funcionamiento numerosos bienes del estado, independientemente de los bienes públicos que reciben las personas naturales. Otra cosa, es que podamos tener un sistema integrado plenamente para la pymes, pero no para las grandes empresas.

El problema es que el Gobierno presenta un conjunto de otras materias, que uno debería apoyar, pero que lleva el caballo de Troya de un beneficio para grandes empresas; entonces es,  un verdadero chantaje. Es muy importante que los parlamentarios de oposición lo tengan presente. También es conveniente considerar minuciosamente las normas anti elusión donde el proyecto quiere implementar normas basadas en la autonomía de la voluntad derecho civil, donde las partes  deciden libremente una estrategia tributaria, desconociendo el sistema de derecho público que tienen las normas tributarias.

También se está debatiendo una reforma de pensiones de un sistema de ahorro individual que manejan las AFP’s que genera bajas pensiones. ¿Usted está por cambiar el modelo de las AFP’s, es posible avanzar hacia fórmulas más solidarias en el tema previsional?

Las pensiones es un tema crucial para todas las personas, puesto que llegando a la vejez su fragilidad aumenta progresivamente y por eso se requiere que junto con la indispensable responsabilidad personal tengamos una sociedad solidaria que se preocupa de sus mayores. El problema entonces son la AFPs que hacen un sistema de pensiones un negocio y a estas alturas de ese proceso sabemos que sus resultados, son absolutamente insatisfactorios pero que ha creado un mercado de capitales, absolutamente valorado por los empresarios.

El tema no es de fácil despacho y requiere tratarlo con mucha responsabilidad. Un proyecto que consolide un modelo de la AFPs a mi juicio no debe ser aprobado. Tenemos que caminar hacia un sistema distinto, que se funde en el esfuerzo y responsabilidad personal, en el aporte de los empresarios y en la acción del estado para el necesario componente de solidaridad que tiene que tener una sociedad; ósea, conjuguemos autonomía personal responsable con colaboración de los miembros de la sociedad.

La Oposición ha cuestionado el gasto fiscal en pensiones que al año 2030 significarían US$ 3.500 millones adicionales por carecer de financiamiento permanente. ¿Usted comparte estas críticas y cuál es el rol que tiene el aporte fiscal en generar mejores pensiones ahora?

No he seguido los aspectos técnicos particulares del proyecto, porque no forma parte del ámbito de mi especialidad de mi trabajo en el Senado, pero es de sentido común que el estado debe tener claridad de cuál es la contribución que deben tener las rentas generales para el futuro para que el sistema funcione, de tal manera que creo que ambos proyectos, el de pensiones y de reforma tributaria están  relacionados.

En materia de seguridad ciudadana claramente no hay avances producto de la desconfianza ciudadana hacia Carabineros. Incluso usted señaló que no daría nuevas facultades a Carabineros sin antes de que hubiera reestructuración institucional. ¿Usted ve posible que se reorganice a Carabineros y se le reencamine hacia un rol más activo en la lucha contra los delitos?

Debo reconocer que esto el Gobierno ha tenido diversas iniciativas positivas en la dirección de reorganizar a las policías y a los sistemas de inteligencia, que estamos trabajando en la Comisión de Seguridad Pública del Senado. Se trata de una batería de proyectos que tratarán todos los aspectos, desde organizacionales, de supervigilancia y fiscalización, controles internos, auditorias y también los aspectos culturales y de formación. Ahora bien, cada uno de estos proyectos deberemos trabajarlos en su mérito y esperamos encontrar los mayores acuerdos posibles. Es fundamental, recuperar a Carabineros como una institución indispensable para la seguridad, pero además y con los últimos acontecimientos es necesario también entrar a poner al día al Ministerio Público que ha demostrado numerosas falencias en su accionar y en su toma de decisiones. Ahora la lucha contra la delincuencia, no se agota en lo institucional, sino que requiere una mirada multisistémica respecto del tipo de sociedad que estamos construyendo.

Usted ha señalado que la centroizquierda no ha realizado una evaluación crítica de la derrota política y electoral del 2017. ¿En estos 14 meses usted? ¿Ve disposición política de realizar esa evaluación o de aprender de las lecciones pasadas? ¿Cómo la centroizquierda puede recuperar confianza ciudadana si aún se ve división y dispersión política?

Es natural que una coalición que ha sido ampliamente derrotada, pase por un periodo posterior a un estado de inmovilidad; es lo que le ha pasado a la oposición y que después de eso empiece a buscar su destino. No estoy seguro si existe el debate necesario al interior de los partidos respectos a estos temas, más bien pienso que no, para vislumbrar un camino se requiere un profundo debate de ideas, respecto no sólo de lo que pasó, sino de nuestros objetivos futuros. En ese sentido, creo que la centro izquierda debe entender cabalmente que el mundo cambio profundamente desde el escenario pos dictadura de los 90 y por lo tanto nuestro desafío es cuál es la mirada que tenemos de este mundo y de cómo Chile lo enfrenta. Creo que es básico proponerse  la reconquista del poder, como un objetivo estratégico y para ello deberemos buscar fórmulas para pasar del dialogo y la conversación a formas de coordinación, de acuerdo electorales, para finalmente ver la posibilidad de acuerdos políticos. Esto es un proceso flexible donde no hay fórmulas pre establecidas pero donde es básico lograr un mínimo común denominador que nos permita enfrentar la coyuntura y los desafíos futuros. Los partidos tienen derecho a tener sus identidades propias, puesto que los separa su historia y sus ideas, pero si tenemos una mirada común respecto a los grandes temas de Chile y el mundo es indispensable buscar esos mínimos comunes. Soy optimista de que avanzando en el tiempo  la coyuntura nos obligará a tomar decisiones y  esos mínimos comunes los vamos a encontrar. He visto un buen ambiente en el Senado.
¿Cuáles son los desafíos ineludibles que debe impulsar la centroizquierda para recuperar el apoyo de las mayorías ciudadanas en las elecciones del 2020 y 2021? ¿Ve posible la unidad  para enfrentar políticamente y electoralmente a la derecha?
No sé si es posible la unidad de todos en todo; creo que tenemos que tener objetivos realistas. Creo que lo fundamental, es que logremos al final una convergencia en el momento decisivo. Esa es la clave; en el intermedio debemos usar una inteligencia táctica y estratégica para alcanzar ese objetivo final.
Creo si, que es indispensable que la centro izquierda, entienda que la discusión no debe ser sobre políticas públicas porque ese es el escenario que le conviene al gobierno; o sea, discutir sobre eficiencia y sobre técnica. Entender que siempre el problema del poder es un problema político, de ideas y en definitiva de cultura.
Enseguida, creo que debe entender que el mundo cambió y aceptar que la economía es un factor ineludible y de la máxima importancia para comprender que la sociedad del intercambio ha acompañado a los seres humanos desde siempre. En consecuencia, la economía no debemos entregársela de regalo a la derecha. Debemos aceptar que tiene que haber una economía de mercado con sentido social y con las debidas regulaciones y con un estado moderno acorde a los tiempos.
Creo además, que es fundamental entender la necesaria autonomía que tienen que tener los seres humanos, donde tienen derecho a la búsqueda de su realización personal y familiar y entonces junto con el concepto de igualdad, debemos reconciliarnos con la libertad. Creo que la fórmula es autonomía y colaboración, puesto que vivimos en sociedad, ya sea por naturaleza o por un contrato social, y por lo tanto, debemos siempre responder a la vieja pregunta de cómo debemos vivir juntos; por ello digo yo que la fórmula es autonomía, personal en una sociedad de colaboración y solidaridad.
Creo que es indispensable valorar la diversidad, en este mundo globalizado donde lo local es la respuesta a la toma de decisiones que sobre pasa el estado nacional y donde todo el mundo se pregunta, en consecuencia, dónde y quién tomó las decisiones en alguna parte del planeta.
En indispensable entender que probablemente asistiremos a nuevas formas democráticas de participación, con la inteligencia artificial y el mundo cibernético que ya se hace presente entre nosotros. Tenemos que tener una respuesta para ello.
 Y finalmente, la centro izquierda nunca debe olvidarse de que nuestro rol en la sociedad, es para la defensa de los más débiles, de los más indefensos frente al rol que históricamente han tenido los poderosos de este mundo. Nuestro lugar no está en lo alto de la pirámide.
Crédito Cambio21
Por Alfredo Peña R.