Columna de Marcela Lefiqueo Ancan: Tierra empobrecida y contaminada

En el mogen del mapuche, el mapu (tierra) es esencial, ya que de ella depende la vida. En ese contexto es donde  en el rakiduam (pensamiento) mapuche, existía un permanente cuidar del mapu (tierra), para que con el tiempo esta pudiera ser el sostén y así brindar los alimentos  que se requerían para vivir.

Como no recordar esos  momentos de siembras  en el que, al abrir los surcos se podían  observar  pirru (gusano lombriz), kunin kunin (grillo), pataka namun(cien pies) y otros tantos microorganismos,  que  al tocar el txufken(suelo) este era suave, ligeramente  húmedo, granulado  y de un tono negruzco  gracias a la abundante  materia orgánica que el mapu (tierra) poseía, dada la práctica de cultivo que los futxa ke che (ante pasados)  traspasaron a sus hijos, y que consistía en ayudar al mapu  (tierra) a producir. Esta práctica consistía en incorporar guano animal, realización de rotación de cultivos, controlando las malezas con el esparcimiento de paja de  kachilla(trigo) avena o kahuella (cebada) y así mismo  se tenía   presente que el producto a obtener en el momento de la cosecha era contar con un fruto de  características de un sabor y aroma  especial, libre de enfermedades.

Con el paso de los años  hoy al observar el mapu (tierra) y tocar el txufken  (suelo), las características  antes señaladas ya no se encuentran presentes y muchos de los microorganismos como el cien pies ya no existen debido a la falta de materia orgánica en el suelo, producto de la  introducción de  productos químicos como fertilizantes que se introdujo en las zonas rurales a través de la influencia a productores para usarlos para obtener beneficios de estos productos como la facilidad de aplicación y alto rendimiento que trae como consecuencia mayor entrada económica. Sin embargo no se mencionó lo dañino que sería para nuestro mapu (tierra) empobreciéndola  de tal manera de que ésta, hoy en día, es un suelo lavado  y empobrecido  dando lugar a cultivos  debilitados  y por ende  atacados  por múltiples enfermedades  cuyos productos  obtenidos al momento de la cosecha  ya no tienen sabor ni aroma  especial debido a la gran cantidad de pesticidas, fungicidas y plaguicidas aplicados, sin contar que estas mismas tierras ya no producen  el pasto  tierno para los kullin(animales).

Pese  a que existe conciencia del estado en que se encuentra nuestro mapu (tierra), se ha perdido  el hábito de ayudar a nuestra ñuke (madre) mapu (tierra). Las antiguas prácticas de aprovechamiento  del guano de animal, desechos vegetales, rotación de cultivos se han perdido y ha sido reemplazado por  productos de fácil aplicación, la solución está en cada uno de nuestro rakizuam (pensamiento) y piuke (corazón), teniendo en cuenta que cada ser  que habita y trabaja en este wall mapu (universo de la teirra) es responsable de su empobrecimiento.

Una situación  similar a la del campo se tiene en la warria (ciudad), solo que en un contexto distinto, lleno de smog y enfermedades  por doquier. Si observamos bien nuestros hogares, cada familia cuenta con una cantidad determinada de  deshechos diariamente que en gran parte corresponde a deshechos  vegetales que se pudiesen reciclar para utilizarlos como abono natural, creando conciencia en la población de cuidar el medio ambiente y contar con una mejor salud, a su vez se  reduciría notablemente  la cantidad de basura  considerando que en su totalidad van al depósito  de basurales de espacios físicos aledaños a comunidades mapuches aumentando la contaminación y afectando la calidad de vida de todos.

 

“Este proyecto es financiado a través del Fondo de Fomento de Medios de Comunicación Social del Gobierno de Chile y del Consejo Regional de La Araucanía”